Sunday, July 26, 2009

Fin de tregua

imagen: Giovanni Zuin


Nada más tu cuerpo puede redimirme solo.
Mis manos lamentan las palomas de tu respiración.
Mis dedos coronan las esquirlas de la noche
y el ritmo soberano de las masturbaciones
ratifica su complicidad.

Las campanas de los dientes debaten el silencio
abolida acaso por lo menesteroso de la lengua.
Bajo la humedad de su tañido
el badajo de la espera se amotina:
un ojo tuyo arde en la muralla de la solemnidad.

¿Acaso fuiste tú, Deschubba, quien inventó
el lugar común de la invención?

Mis manos áridas se fertiliizan y crecen por tu piel
ya no existen límites.


Noviembre se nos clava en la memoria,
la nostalgia y los cabrestos agonizan.
Tus ojos, tu cuerpo y mis manos
pernoctan en la patria de lo que por un tiempo
ha sido nuestra potestad.

-Juan Manuel Bonilla Soto

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